LA DISTRIBUCIÓN EN EL SECTOR AGROALIMENTARIO

La comercialización de los alimentos constituye uno de los eslabones más importantes de la cadena alimentaria, al poner en contacto al productor e industrial con el consumidor final de los productos elaborados.

 

Tras la fase de producción, los alimentos necesitan ser limpiados, pasar los diversos procesos de calidad, empaquetado, almacenamiento y transporte a los mercados de destino. Es necesario por tanto contar con las infraestructuras necesarias, tanto en las empresas del sector alimentario como en las del resto de la cadena productiva, esto es, medios técnicos de manipulación, almacenamiento y de transporte, junto a las técnicas adecuadas para prevenir el deterioro y la contaminación de los alimentos.

 

Las infraestructuras eficientes de comercialización,  ya se trate de mercados minoristas, mayoristas y almacenes, son fundamentales para asegurar una comercialización rentable, minimizar las pérdidas, reducir los riesgos sanitarios y garantizar la calidad y el cumplimiento normativo de unos mercados cada vez más exigentes, los cuales sufren un proceso continuo de mejora a medida que los comercios detectan las necesidades de los consumidores, trasladándolas a los lineales de las grandes y pequeñas superficies comerciales.

 

En este sentido, es importante reiterar el papel destacado que cumplen las tiendas y mercados minoristas de proximidad, como distribuidores de productos alimentarios en zonas urbanas y rurales. Una política coherente de distribución alimentaria debe garantizar dicha función, facilitando la competencia frente a las grandes cadenas de distribución. Si bien en España, alrededor del 80% de las compras de alimentos se realizan a través de los llamados “canales dinámicos”, es decir, la distribución en autoservicio,  solamente el 2,7% en la tienda tradicional y el 11,2% en tiendas especializadas. Actualmente la Gran Distribución Alimentaria concentra el 60% del valor de beneficio monetario que genera toda la cadena agroalimentaria.

 

 

Además, el fenómeno de concentración de las compras directamente con el productor por parte de los grandes distribuidores, está articulando un nuevo modelo de consumo alimentario en el que el comercio minorista se ve obligado a responder a una demanda mucho más especializada y con alto valor añadido. Las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación se convierten de esta manera en las herramientas idóneas para facilitar la libre competencia y una adecuación del mercado en el que, obviamente con tensiones, pequeños y grandes distribuidores tienen cabida.

 

Este acceso directo a la cadena productiva a través de centrales de compras on-line e incluso a los propios productores por parte del consumidor final, está revolucionando completamente el sector, posibilitando la aparición de nuevas empresas inéditas que permiten incluso trabajar bajo la demanda directa de los grupos de consumidores. Ejemplo de ello lo constituye el auge de las cooperativas de consumo, las cuales afectan directamente a los canales clásicos de distribución, implementando nuevos procesos de comercialización y venta en las empresas y cooperativas agrícolas y ganaderas.

 

Las nuevas legislaciones nacionales en materia de política agroalimentaria, están favoreciendo la aparición de medidas estructurales que propician una mayor participación de los productores y los consumidores en la cadena comercial agroalimentaria. La implementación de medidas de control y seguimiento están ya evitando las situaciones de abuso ocasionales que pueden producirse por parte de las grandes centrales de compras quienes dominan como hemos visto los canales de comercialización.

 

Las administraciones públicas deben por tanto adecuarse a esa demanda conjunta de productores y consumidores, garantizando plenamente la plena transparencia frente a posibles situaciones de dumping comercial mediante la creación de un sistema efectivo de trazabilidad de precios.

 

El compromiso con cliente y productores  debe dirigir por tanto la estrategia de los operadores de la distribución, pues si bien es el precio el que marca generalmente el devenir sectorial, el consumidor final también demanda proximidad, servicio y responsabilidad hacia el mercado. La innovación en los formatos comerciales y el empleo de las TICs, el incremento de los niveles de calidad y servicio, y la agilidad estratégica orientada siempre a la demanda dotando de una oferta diferenciadora y de alto valor añadido, son pues los factores clave que marcarán el rumbo de la distribución en la cadena agroalimentaria.

 

 

+info:

  • Distribución Agroalimentaria (MAGRAMA): http://www.magrama.gob.es/es/alimentacion/temas/consumo-y-comercializacion-y-distribucion-alimentaria/distribucion-agroalimentaria/
  • Observatorio del Consumo y la Distribución Alimentaria: http://www.magrama.gob.es/es/alimentacion/temas/consumo-y-comercializacion-y-distribucion-alimentaria/observatorio-de-consumo-y-la-distribucion-alimentaria/
  • Retos de la distribución alimentaria: http://www.mercasa.es/files/multimedios/pag_005-023_retos-sainz.pdf
  • ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados: http://www.asedas.chil.org/
  • FIAB Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas: http://www.fiab.es
  • AEDABE,  Asociación Española de Directores de Alimentos y Bebidas: https://www.facebook.com/AEDABE
  • ACES, Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados: http://www.asociacionsupermercados.com/
  • ANGED, Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución: http://www.anged.es/
  • Enlaces de interés del sector: https://www.interempresas.net/Distribucion-Hortofruticola/Empresas/Entidades-y-asociaciones-sectoriales.html

 

 

     
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